
Para que un implante ortopédico se convierta en un éxito, el hueso debe unirse con el metal de la cadera, la rodilla o el hombro artificial. Por eso, un equipo de ingenieros de la Universidad de Brown, en Estados Unidos, ha decidido combinar el titanio clásico de los implantes con nanotubos de carbono, que estimulan el crecimiento de las células óseas (osteoblastos). Thomas Webster, responsable de la investigación, pretende dar un paso más e incorporar al material biosensores que, sin necesidad de radiografías, informen del avance del crecimiento del hueso y alerten de una posible infección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario