El otro día, queridos amigos, tuve la curiosidad de asomarme a mi ventana y comprobar los caprichos de la ría de Vigo, observo que justo en frente de Cangas, donde vivo, al otro lado de la ría, la ciudad de Vigo se cubrió por una niebla siniestra y peculiar, tanto, que no se me ocurrió otra cosa que compartir las vista con todos vosotros.
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