Hace bastante tiempo, cuando impartí el curso de soldadura en Bueu, Pontevedra, ¿os acordáis de las fotos en artículos anteriores?, ¿de alumnos y de la maqueta de un faro que realizamos entre todos con material de desecho?, pues bien, un día me vino la limpiadora del centro, y la mujer se quejaba que los alumnos fumaban y tiraban las colillas al suelo del patio y caían en medio de juntas de baldosas con difícil acceso a sus cepillos y costaba barrerlos muchísimo. Yo lo único que se me ocurrió decirle fue que el centro debía poner ceniceros, pero que me encargaría personalmente del asunto. Se me vino a la cabeza construir 5 modelos de ceniceros que a su vez le facilitara el trabajo a las limpiadoras y a los alumnos fumar sin sentirse culpable de ensuciar por no haber ceniceros. Los alumnos podían desacoplar el cenicero y llevárselo a otros sitios y si veían que se llenaba, pues lo vaciaban, eso si, les dije que nunca encendidos, que se aseguraran de que estuvieran las colillas apagadas. Se lo comenté al director del centro y le pareció una idea genial, a la misma vez de formativa para los alumnos, así que, me puse manos a la obra, los hicimos y allí seguirán, y los del centro cuando los vean se acordaran del curso que realizó un Iliplense en Vigo.
Las limpiadoras parecía que le había echo un regalo de Navidad, ya que era finales de diciembre, el director encantado ya que se ahorró comprar ceniceros inútiles, los alumnos encantado, ya que se sintieron realizados haber creado algo tan útil para el centro, como para ellos mismos, y Iliplense, Iliplense orgulloso por todo y todos. Asta otra amigos, y ya sabéis no dejéis de ser fiel a este espacio, que juntos, estamos creando.
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